martes, 24 de septiembre de 2013

Lois


El pueblo de Lois es uno de los parajes más hermosos de la Montaña Leonesa, aunque por desgracia también descuidado. Menos que otros rincones de la Montaña, pero bastante en relación a su patrimonio y belleza. Huelga decir quem de hallarse en el Pirineo, sería lugar de fama reconocida con hoteles y turistas ansiosos de disfrutar de sus muchos dones. José González Fernández (1873-1961), canónigo y arcipreste de la Catedral de León, natural de Crémenes, describía Lois en los siguientes y evocadores términos:

En uno de los repliegues más laberínticos de la montaña leonesa se esconde un pueblín, de reducido vecindario, pero que conserva las huellas de una grandeza pretérita, no igualada por villas de renombre.
La naturaleza es allí pródiga en bellezas. Cumbres verdes en las que asoman erosiones blancas de las areniscas; picos altísimos de calizas tapizadas de pedrería ubérrima; cresterías caprichosas en las rocas; canalizos pindios, laderas vestidas de césped, arroyos saltarines salpicando con espuma las flores de la orilla; grutas misteriosas en las que las aguas cantan la eterna sinfonía de una vida que busca salir de las tiniebleas para reflejar, como en un espejo, los rayos de sol; cuestas en donde los ribazos sostienen las tierras de pan llevar; prados riquísimos, huertas amenas, hayedos umbríos en donde las cabelleras de los árboles sorben toda la luz solar, que no logra posarse sobre el suelo blando, cubierto de follaje.
Y por si ésto fuera poco, entre el caserío humilde, la exhuberancia de un arte exquisito. Palacios con balconaje de robusta herrería; portadas hermosas, sobre las que campeun escudos nobiliarios de la más rancia estirpe leonesa; fachadas de sillería finamente labrada; casas solariegas de hidalgos y nobles llevaron por las rutas de España u de América los nombres gloriosos de Obispos, de Oidores, Inquisidores y Militares.
Poco queda ya de esta grandeza de Lois. Quedan, como monumentos perennes, como el testimonio religioso y cultural, que el tiempo ingrato no ha podido borrar, la Iglesia y la Cátedra de latín y Humanidades, en donde se formaron hombres que, en las ciencias y en las artes, pregonaron y pregonan los timbres gloriosos de una institución que ha sido el Alma Mater, la "Universidad " de la Montaña.

Su pequeño cuadernillo sobre Lois, que vale la pena leer entero, puede hallarse aquí: http://es.scribd.com/doc/133719671/Lois

sábado, 21 de septiembre de 2013

León en 1970


Hoy posteo una interesante lectura: el reportaje sobre la ciudad de León publicado en la revista Blanco y Negro del 21 de marzo de 1970.

Puede hallarse aquí: http://es.scribd.com/doc/169847350/Leon

viernes, 20 de septiembre de 2013

El Belchite leonés

Los restos de la Fabricona de Golpejar de la Tercia emergen ante el viajero a un lado de la N-630 en dirección Asturias, recién pasada la localidad de Villamanín, alzándose como las costillas de una momia desenterrada sobre el paisaje circundante. Su simple visión es un reproche al abandono de nuestro patrimonio histórico e industrial.

Estas instalaciones fueron construidas por la Sociedad Coto Minero La Profunda entre 1923 y 1927 para el tratamiento de los minerales de cobre y cobalto extraídos en la célebre mina La Profunda (Cármenes), trasladados mediante una línea aérea de baldes de varios kilómetros de longitud. Constaba de una gran nave de molinos para triturar los minerales, muelles de carga y almacenes, así como las oficinas y las casas de los ingenieros y especialistas de la empresa. Al comienzo de la Guerra Civil, debido a su solidez y estratégica situación se convirtió en centro de las milicias frentepopulistas locales, lo que motivó su bombardeo por la Legión Cóndor en abril de 1937, quedando en el actual estado de ruina. Tras la Guerra, los restos fueron totalmente saqueados para vender la chatarra, quedando los esqueletos mondos de las estructuras, jamás reconstruidas, como mudo testimonio de nuestro pasado industrial y de los horrores de la Guerra Civil. Un Belchite a la leonesa.


Las ruinas, universalmente ignoradas y despreciadas, carecen de protección alguna a pesar de su importancia histórica como escenario de un notable hecho bélico. Recientemente se ha construido de una horrenda nave entre las ruinas. Sin nadie dispuesto a garantizar su preservación, el futuro de la Fabricona parece estar abocado a convertirse en simples escombros. Sin necesidad de hacer mayores esfuerzos por destruirla. Vandalismo, saqueos y nuevos derribos son posibles. Pero es algo muy cansado. Ya se encarga el Padre Tiempo de que los restos se desplomen ellos solitos.

jueves, 19 de septiembre de 2013

León, memoria en la nieve

En octubre de 1999 RTVE emitía el documental "León: memoria de la nieve", dentro de la serie Ésta es mi tierra. En el mismo, el escritor Julio Llamazares recorría con melancolía la tierra de su infancia, abocada al cierre y derribo por la incuria de la administración y de sus propios habitantes. Más de una década despúes, incluso la nefaria situación existente en 1999 parece una época dorada en comparación con la cada vez más triste cotidianeidad de la Provincia de León. Me quedo con la siguiente reflexión del ilustre escritor:
"Hace ya muchísmo tiempo me marché de forma definitiva. Es el destino, por otra parte, de muchos de mis paisanos (...) la Montaña Leonesa [es] una tierra muy bella, muy dura, muy despoblada, muy fría, y en los últimos tiempos, además, abandonada de la mano de Dios y de los hombres. Quizá por eso mi relación con ella es confusa. Por una parte amo esta tierra, pues porque soy de aquí, porque me gusta, pero por otra parte me produce una gran desazón, cuando vuelvo, el observar el abandono en que está sumida y, sobre todo, me da cierta rabia la dejación y la apatía, la indiferencia con la que la mayor parte de los leoneses asisten a su decadencia (...) Para mí, León, en último término, ya sólo es un paisaje".
Vale la pena verlo entero: